genio y figura
Llevo muchas semanas sin salir a la calle por razones de salud y me he dado cuenta que me pongo mas piyamas de lo que me gustaría. Desde hace veintiún días solo uso pantalones holgados, camisones y de zapatos nada. Mi cuerpo esta disfrutando el momento, pero creo que tengo que buscar un balance porque cuando tenga que retornar al trabajo, no sé si me voy a poner el pantalón por la cabeza o el blumer en las botas.
Esto del confort es un arma de doble filo porque en cuestiones del apareamiento a la única que por andar descuidada le salió bien la jugada fue a Eva. Yo siempre he dicho que la comodidad cotidiana, esa de tira del ajustador descolgado, short con el zíper roto o bata de casa con la barriga mojada, es lo mas poco sexy del mundo. ¿En que película de Hollywood ha visto nadie que la linda de la historia lleve los calcañales al descubierto o el tinte de pelo puesto?
El vestuario es tan antiguo como el hombre mismo. Por un problema de necesidad primaria cubrimos el cuerpo para protegerlo de la temperatura, pero yo no nací tan pa atrás. Así que además con mi vestuario estoy hablando alto claro de quien soy, de donde vengo, que quiero y cuales son mi pretensiones. Eso no significa que a veces no de algún que otro mensaje incompleto o a la persona errónea, pues cualquiera se equivoca, pero yo creo que entre el exceso de confianza, los malos hábitos que enseña la costumbre y los pocos encuentros sociales estoy poniendo en juego mi reputación de chica sexy y rompecorazones.
En muchos países los senos son fetiche de muchos y cultivado o implantados como el atributo femenino por excelencia. Con los años te das cuenta que es cierto que el balance y la simetría hacen la belleza, pero cuando tu tienes claro que sin tetas también puedes bailar en la fiesta y que al paraíso podríamos ir todos, aprendes a darle al pecho la importancia que lleva y nada mas. Un buen escote es admirable, invita, declara, y ya sea alto o que te llegue al ombligo son la continuación de tu rostro y expresión. Pensadores y artistas le han hecho mil honores pero fue Catalina de Médici quien regó el corsé por Europa, porque sabía que a pesar de su poder financiero tenía un arma que maniobrada con inteligencia la convertiría en la reina serpiente, uno de los mas poderosos gobernadores de Francia en el siglo XVI. ¿Y si Catalina que mandaba a comer boca a abajo a medio mundo, se enfundaba en aquella armadura llena de varillas y ataduras, como yo no voy a soportar un par de horas con push up? Pues se acabó la vagancia, lo que me queda en casa lo pasaré con ajustadores.
En otras regiones son las piernas y la redondez de las nalgas el punto de atención. Por una extraña razón se esta expandiendo un ideal de belleza a lo señora Rabbit que a mi me atemoriza, pero no es tema del que quiero hablar ahora. La verdad es que yo soy mas de siluetas ligeras, sin mucha apretazón, pero no dejo de reconocer que un par de jeans bien ajustados pueden hacer cambiar de parecer y ruta a más de un mortal. Creo que tendré que llamarme a capítulo y recordar los tiempos en los que con la retaguardia yo mataba canallas.
En el último tiempo el algoritmo de Facebook me manda artículos donde Carolina Herrera dice que te debes poner a partir de los cuarenta, los cincuenta y por ahí para allá. Me dan unos deseos de mandarle una solicitud de amistad para poderle dar un buen escándalo en privado. Porque esta señora burguesa no sabe lo que se siente es unos carnavales, mas apretada que un tamal de playa, tonificando tu piel con sudores, cervezas tambores y las manos dibujantes de un bailador. Me va a decir ella que eso se puede hacer con una camisa blanca de popelina y una falda campana con tachones negra de poliéster. Mira Caro, que tú no sabes lo que es la vida. En determinadas ocasiones no ponerse un pantalón que te marque las curvas es solo comparable con hablar con la boca llena, no se entiende nada, es mas voy a ponerme ahora mismo unos legin de entrenamiento porque definitivamente el mensaje tiene que llegar a su destinatario. Me rizo el pelo, me pinto los labios, desempolvo los tacones y…
Solo hay un detalle, son las diez de la mañana, que hago yo vestida todo el día dentro de mi casa como Olivia Newton John en Grease. Yo aquí de guardia y el novio cortando caña. Con esto de la tecnología el correo es electrónico, así que de cartero na. Por aquí no pasa ni el lechero, la nieve esta que pica y la juventud esta que arde. En fin creo que tengo solo una opción mirarme en el espejo y disfrutar del momento. Recuerdo que una vecina de mi barrio, con la que nunca intercambié ni una palabra, siempre andaba vestida con faldas cortas, cinturón ancho marcando una figura de avispa y zapatos altísimos. Yo solo la veía pasar calle arriba, calle abajo, siempre intacta, elegante, sensual. Ella no se vestía así para ningún hombre o ninguna mujer, lo hacia para ella misma. Yo no sé si llevaré a termino eso de vestirme como para un espectáculo de variedades para desandar en casa, pero evitaré en lo adelante tirarme el colchón sobre los hombros, primero porque el colchón pesa, segundo porque como los ciclos de la noche y el día, también mi alma necesita saber que estoy feliz de amanecer en este cuerpo mio, en esta vida que yo me he armado y que es tan dinámica como yo decida.